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El aceite de oliva a través de la historia
En los pliegues de la rugosa corteza del olivo se puede leer una historia milenaria, que está indisolublemente ligada a nuestro mar.
El olivo es un símbolo muy importante del Mediterráneo. La historia del olivo, de sus frutos y del aceite que de ellos se produce, se entrelaza con la historia de las antiguas civilizaciones que se enfrentaron a este mar y por el que transitaron, creando nuevas rutas, nuevos puertos y nuevos mercados.
Este entrelazamiento de historias ha durado más de 7.000 años y llega hasta nuestros días, donde el aceite sigue teniendo un papel muy importante en nuestra vida diaria.
El viaje del aceite y los olivos
Al iniciar nuestro viaje para descubrir el olivo es imposible desligarse del Mediterráneo. Cultivado en las tierras bañadas por este mar, el olivo se extendió desde las costas de Siria y Palestina hasta las Columnas de Hércules. El viaje del aceite comienza desde Tiro de Fenicia; el olivo guardado en esta ciudad en el templo del dios Melqart, dios fenicio de la vegetación, la navegación y las expediciones coloniales, identificable con el Hércules más famoso de la civilización griega, es transportado por mar a Cádiz.
Tras la expansión del olivo, el aceite obtenido de sus frutos también se produce en diversas zonas del Mediterráneo. Ya reconocido en la época como un producto preciado, mercaderes de diversas civilizaciones cruzan el mar y el desierto para comerciar con él. El aceite, transportado en ánforas o en frascos de pasta de vidrio, llega así a varias ciudades donde se utiliza en la cocina pero también para los cultos religiosos como ungüento.
“El Mediterráneo, cuna de las mayores civilizaciones de nuestra historia, es el lugar al que se puede remontar el nacimiento del olivo, la planta más antigua cultivada por el hombre“
Grecia, tierra de olivos sagrados
Dado su antiguo origen, no es de extrañar encontrar numerosos mitos en relación con el olivo que lo introducen en el imaginario humano actual. Uno de los mitos griegos más conocidos, en particular, atribuye el nacimiento del primer olivo a la diosa Atenea. Cuenta la leyenda que Poseidón y Atenea, compitiendo por la soberanía de Ática, se desafiaron entre sí sobre quién ofrecería el mejor regalo al pueblo de Atenas. Poseidón levantó del suelo a su caballo, rápido y fuerte, un animal capaz de ayudar a los atenienses durante sus batallas. Atenea en cambio, golpeando una roca con su lanza, dio a luz el primer olivo, muy útil para la población porque es verdaderamente versátil. Gracias a sus frutos, los atenienses pudieron: iluminar la noche, curar heridas y alimentar a la población. Zeus, juez del desafío, eligió el elemento más pacífico: el olivo, atribuyendo así la victoria a Atenea, que se convirtió en la diosa de Atenas.
Esta narración demuestra cómo la historia del olivo es realmente longeva. Varios estudios demuestran que esta planta llegó a Grecia en la antigüedad, hace unos 4.000 años, y numerosos hallazgos históricos hablan de la importancia que el olivo y el aceite tienen para esta civilización, en todas las fases de su evolución y en innumerables sectores. En la cocina, en los baños, en gimnasios, en eventos deportivos e incluso en funerales.
Las Columnas de Hércules, aceite en la Península Ibérica
Otra etapa muy importante del viaje del olivo es sin duda la de su llegada a la Península Ibérica. En el siglo VIII AC, los mercaderes fenicios trajeron aceitunas y aceite a la costa mediterránea de esta zona, imprescindibles para el comercio de toda la Península Ibérica. De hecho, los fenicios fundaron la ciudad de Cádiz, puente entre el Mediterráneo y las ciudades locales, y aquí mismo traen los mercaderes, además de aceite, también cerámicas, marfiles, joyas, perfumes y artículos suntuarios para comprar metales de los que España era rica: cobre, plata, oro… Es también gracias a esta intensa actividad de intercambio, que la Península Ibérica se convierte en el productor de aceite más importante del Mediterráneo.
¿Alguna vez has oído hablar del “Monte Testaccio” de Roma? Este cerro tiene un origen artificial y se remonta al transporte de aceite desde la Península Ibérica. De hecho, los fragmentos de las ánforas de aceite utilizadas para transportar el aceite de oliva han formado este monumento único en el mundo.
El aceite, elemento esencial de la dieta mediterránea
El aceite, que como ya hemos visto está íntimamente ligado al Mediterráneo: ha cambiado su historia, pero también ha caracterizado su dieta, ya que este néctar dorado es la piedra angular de la dieta mediterránea.
Fuente primaria de grasas insaturadas, el aceite de oliva virgen extra tiene extraordinarias propiedades desde el punto de vista nutricional. Gracias a su composición lipídica y a la presencia de antioxidantes, ejerce, entre otras, una acción beneficiosa para la salud. ¡No hace falta decir que es un verdadero tesoro de virtudes! No es casualidad que el aceite de oliva goce de una posición privilegiada dentro de la pirámide alimentaria. Este modelo de alimentación sana y equilibrada se basa precisamente en este alimento del que se puede decir que es el rey de la dieta mediterránea.